Mi propia historia

Dicen que en la vida, todo pasa por algo.


Yo debo decir que, aquel año, un año duro de narices (Covid, confinamientos, más Covid, dos operaciones de rodilla, una baja de casi un año...), a mí, me dio muchas cosas. Sin entrar en todas y cada una de ellas, te contaré que, la que, en cierto modo, supuso un gran cambio en mi vida fue la de mostrarle "al mundo" lo que escribía durante aquellos días en los que muchos, la mayoría, estábamos confinados en casa.


De mi larga convalecencia nació mi primera novela: Yo, expreso sin azúcar ni sacarina, de la mano de Ediciones Europa, y ni os imagináis lo feliz que me hizo sentir aquello.


Así que... bueno, he de decir que me permitió volver a conectar con esa faceta de mí que había abandonado un poco y que nunca había compartido con nadie, hasta entonces: crear personajes, situaciones, relatos... Escribir historias, en definitiva, y mostrárselas a los demás.

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Laboralmente, me dedico a un montón de cosas. Y, aunque de primeras puede chocar, sinceramente, a mí me encanta poder hacerlo. Es como si, cada día, me metamorfosease en diferentes "yoes" capaces de cubrir todo aquello que me gusta. Siempre me encantó "enredar" en aparatos (como en las CPU de los ordenadores) y, en mi casa, he mamado eso de aprender a arreglar cosas. ¡Y me encanta! Así que, uno de mis trabajos va por estos derroteros: soy Servicio Técnico de estufas de pellet (vamos, que me dedico a arreglarlas y mantenerlas sanas y salvas); mi parte creativa la cubro con el desarrollo y optimizacion web y, obvia decir, que escribiendo y escribiendo; mi parte "ayudadora" se cubre gracias, no solo a arreglar estufas para que mis clientes estén calentitos, sino también dando clases de refuerzo de Lengua a estudiantes de 1º y 2º de la ESO, además de trabajar como correctora de textos para otras personas y desarrollar una formación sobre escritura.


No, no me aburro. Y, como decía antes, aunque pueda parecer extraño... a mí me encanta lo que hago. Aunque no voy a decir que sea un camino fácil, trabajar para mí misma me permite, además, hacer algo súper importante: estar con Hugo y Ángela, mis dos hijos, y no perderme todo ese proceso en el que se van alejando de la niñez y van accediendo (¡oh, no!) a esa temida y maravillosa adolescencia.

Y para finalizar, te contaré que soy licenciada en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. Que he trabajado como colaboradora en revistas (online y papel) y que tengo un máster en optimización de páginas web.

Si me he aventurado en todo esto, ha sido gracias a inmiscuirme en el desarrollo personal, sí, eso que ahora está tan de moda, pero que ojalá hubiese aparecido en mi vida mucho antes (aunque como decía al principio, todo pasa por algo). Ese desarrollo personal me ha llevado a mirarme de una manera profunda y tomar consciencia de lo que de verdad quería en mi vida y marcar un camino, un camino que, os puedo asegurar, no está libre de baches y obstáculos, pero un camino que, poco a poco, se va despejando y me lleva a donde yo quiero ir con cada poro de mi piel.

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El mayor aprendizaje: aprender a creer en mí misma y en todas mis capacidades y a sacar de mi interior mis mejores valores y mis dones (porque todos tenemos algún don, aunque, a menudo, no sabemos cuál es). Y cuando todo esto ocurre ¡joder!, salen adelante proyectos maravillosos y genuinos que te ponen una sonrisa en la boca y te llevan a exclamar ¡pues olé yo!


Y hasta aquí esta reseña, un desnudo prácticamente. Espero que te guste la página, que te suscribas, que compartas los relatos que te gusten, que me envíes tu opinión o comentarios y todas esas cosas. ¡Ah! Y que te compres mi primera novela. Jejeje.


Un fuerte abrazo